miércoles, 30 de mayo de 2012


. Variaciones del sistema educativo argentino en los últimos treinta años
Usted ya sabe que a partir de 1976 en nuestro país se impusieron la apertura económica y el modelo rentístico-financiero, cuya principal consecuencia fue el achicamiento de la estructura productiva.
Como expresa Daniel Filmus:
“(…) la economía argentina comienza a decrecer relativamente año tras año. A pesar de ello, la expansión del sistema educativo no se detiene. Por otra parte, producto del mismo estancamiento, la estructura social argentina tradicionalmente abierta comienza a cristalizarse. La movilidad social ascendente tiende a desaparecer conformándose una estratificación social cada vez más rígida (...)
Es cada vez mayor el contraste entre una realidad en la cual se desvalorizan cotidianamente las certificaciones educativas en el mercado de trabajo y las tradiciones familiares según las cuales la promoción social de generaciones anteriores estuvo apoyada en el nivel educativo alcanzado.
Si para las teorías del Capital Humano la motivación más importante, tanto en el ámbito individual como social para invertir en educación, es la posibilidad de obtener un rédito material sobre la base de los años de escolaridad transitados, ¿cómo justificar la inversión realizada en la formación de un ingeniero o un médico, si estos profesionales una vez recibidos deben desempeñarse como taxistas o en otras tareas no relacionadas con su capacitación específica? ¿Dónde está ahora el beneficio económico?” [1]
El poder transformador de la educación es cuestionado tanto por los teóricos que consideran a la escuela como reproductora de desigualdades sociales, económicas y culturales, por los gobiernos interesados en lograr que la educación se rija por las leyes del mercado y por los estudios que revelan el desfasaje existente entre la demanda de la sociedad y la oferta educativa.
El fin del optimismo pedagógico acontece dentro de un nuevo panorama  mundial del capitalismo en el que se impone una división global del trabajo, generadora de nuevas formas de producción y organización económica. Esta división será difundida y sostenida desde los países centrales a las naciones periféricas y expresará la fusión del neoliberalismo, con su acento en la economía de mercado, y el neoconservadorismo preocupado por el mantenimiento del orden social.

La denominada transformación educativa, que empieza a implementarse en algunos países latinoamericanos a fines del siglo XX, se vincula con el nuevo panorama mundial que acabamos de describir.

Para  poder comprender la transformación educativa que se llevó a cabo en Argentina en la década del 90 debemos remitirnos a la reforma estatal efectuada en ese momento. 

La reforma estatal de los años 90

En nuestro país la reforma de los años 90 se construye inicialmente sobre una dicotomía fundamental entre el Estado y el mercado. La educación será concebida como mera respuesta a demandas que provienen del medio, las que terminan convirtiéndola en un campo de lucha por imponer intereses sectoriales por encima del interés público. Todo ello se expresa en ideas y políticas que retrotraen los espacios de intervención estatal. Así el eje de discusión pasa de la justicia de las políticas educativas a la eficacia y eficiencia de los sistemas educativos.

En este contexto ocupa un lugar importante la estrategia de descentralización que consiste en transferir la responsabilidad de los Estados Nacionales en el financiamiento, gestión y control de las instituciones educativas, a los estados  provinciales y/o municipales, sin criterios claros de distribución del presupuesto público.

Esta suerte de centrifugación  del sistema educativo desde las instancias nacionales hacia las provincias, las municipalidades, implicará también al establecimiento escolar que será visto como una organización de fronteras flotantes, de objetivos redefinidos y relaciones a reconstruir”,[2] una institución que hay que refundar porque está “vacía”.

En tal sentido, en el trabajo La escuela vacía, que en su momento gozó del reconocimiento de los círculos académicos, el sociólogo Emilio Tenti Fanfani plantea que es una conjunción de factores escolares y sociales más que un problema presupuestario lo que ha convertido a la escuela en una institución “vacía”. Sostiene que las principales características del problema educativo son el vaciamiento de contenidos socialmente significativos, la existencia de circuitos de calidad diferenciada que discriminaban a los sectores populares, el deterioro de la calificación y de las condiciones de trabajo docente, la desvinculación de la escuela del mundo del trabajo, la desarticulación entre niveles y la atención prioritaria de otras necesidades de los alumnos que no eran las educativas. 

La Ley Federal de Educación (1993) expresa razones que tienen cierta afinidad con estos  planteos. Tal norma estuvo unida a la transferencia de las escuelas del ámbito nacional al de las provincias. Aunque la transferencia provocó una dispersión e inequidad del sistema educativo que afectó duramente a las provincias carentes de recursos, Juan Carlos Tedesco señaló como hecho positivo  que, si bien el Ministerio de Educación Nacional se había desprendido de la administración de las escuelas, la ley 24.195 establecía que debía asumir especialmente tres funciones indelegables: definir los objetivos nacionales, medir los resultados y compensar las diferencias.

Con el fin de que usted pueda reflexionar sobre los contenidos trabajados, le proponemos la siguiente actividad.


                  
               
Realice la lectura de una nota titulada: Parte del fracaso educativo es por la brecha entre académicos y la escuela, de Matías Loja, publicada en el diario La Capital en el año 2006. Su texto lo encontrará el siguiente sitio web: http://www.lacapital.com.ar/2006/11/11/educacion/noticia_341661.shtml

Sobre la base de lo leído, desarrolle estos puntos:

1.      ¿Por qué, según el autor, en los años 90 la política se convirtió en una cuestión técnica o de expertos?
2.      ¿Qué repercusión tuvo la reforma educativa en el ámbito docente?
3.      Explique la siguiente frase: “…es necesario repensar las formas de hacer política educativa…”.
4.      ¿Usted acuerda con lo expuesto en este artículo? Fundamente su postura.


Profundice las explicaciones ofrecidas hasta aquí con la siguiente bibliografía.


Lectura requerida    

·         Selección 5: Sistema educativo y demanda social. Globalización y educación. La transformación educativa. En: Lentijo, P., Molina, J. y Martiné, E.; Temas de Política y Legislación Educativa: El Derecho a la Cultura y a la Educación en la República Argentina. Ediciones Escolares, 2004.

·         Filmus, Daniel; El papel de la educación frente a las transformaciones científico-tecnológicas. En: Para qué sirve la escuela. Tesis. Norma, Buenos Aires, 1994. También en Biblioteca Digital de la Organización de Estados Americanos www.oei.es/oeivirt/fp/cuad1a06.htm

Guía para la lectura
Le sugerimos que al abordar los capítulos propuestos se detenga, fundamentalmente, en estos puntos:

§   ¿Qué sostiene Filmus con respecto a la década del 70 y a las concepciones optimistas de los sistemas educativos?

§   ¿Cuáles son los hitos históricos que marcan la concepción de los sistemas educativos en el período 1800-1980?

§   ¿Cuáles son los factores que coadyuvaron al abandono de las concepciones optimistas de la educación según lo que expresa Filmus?

§   ¿Por qué se afirma que el conocimiento es el factor fundamental de la competitividad de las naciones?

§   ¿Cuáles son las características de los procesos productivos y sus implicancias en el tipo de competencias que el sistema educativo debe desarrollar entre sus alumnos?

§   ¿Alcanzan estos procesos que refiere el trabajo de Filmus para recuperar el optimismo pedagógico anterior a los ´70? ¿Por qué?
Las normas educativas de la constitución  reformada en 1994
Tal como señaláramos la Constitución de 1853 garantiza a todos los habitantes el derecho de enseñar y aprender lo que significa que cualquier habitante o asociación puede impartir enseñanza y cualquier habitante puede recibirla de otro y en cualquier lugar (art. 14).

El derecho de enseñar y aprender implica la consagración de la libertad de enseñanza, correlato indiscutible de la libertad de expresión.  Pero, aunque exista libertad de enseñanza, el Estado tiene competencias y deberes indelegables. Está facultado para fijar los contenidos básicos de los diferentes niveles educativos y reglamentar las condiciones de reconocimiento de la enseñanza privada y de los títulos y certificados que la acreditan, así como controlar su funcionamiento.

En nuestra Constitución no sólo se incluyen los clásicos derechos individuales, que aparecen en el texto constitucional de 1853, como el derecho de enseñar y aprender, también hay derechos sociales, económicos y culturales surgidos en el siglo XX e incorporados con la reforma de 1957.

También existen, desde la reforma de 1994, los derechos colectivos que incluyen el derecho a la paz, a la cultura, a un medio ambiente sano y a la comunicación e información. Tales generaciones de derechos poseen una unidad indivisible que tiene basamento no sólo en la normativa interna, sino también en la internacional. Ello ha quedado plasmado en el inciso 22 del artículo 75 de la Constitución, reformada en 1994.

Ese inciso ha dado jerarquía constitucional a una serie de tratados  internacionales de derechos humanos allí enumerados que han sido incorporados al derecho interno argentino y funcionan como fuente internacional de nuestro sistema de derechos.

Esta reforma también introduce normas referidas a la educación y a la cultura, que integran el artículo 75.

Profundice estas explicaciones con la bibliografía que especificamos a continuación.






·          Selección 6: Derechos civiles, políticos, sociales y colectivos. El derecho a enseñar y aprender. La libertad de enseñanza. Las normas de la Constitución reformada. El derecho a la cultura. En: Lentijo, P., Molina, J. y Martiné, E.; Temas de Política y Legislación Educativa: El Derecho a la Cultura y a la Educación en 



Guía para la lectura


Al llevar a cabo la lectura, le recomendamos prestar especial atención a los siguientes puntos: 
§            Las “tres generaciones de derechos”.
§            La vinculación entre el derecho de enseñar y aprender y la
       libertad de enseñanza.
§            Las normas referidas a la educación y a la cultura que
       incorporó la reforma constitucional de 1994.

Si desea profundizar el estudio de esta temática fundamental, puede consultar el material que le proponemos a continuación.

Lectura sugerida        
·          Bidart Campos, Germán J.; Manual de la Constitución Reformada (3 tomos). El sistema de derechos (Tomo I Capítulo IX, páginas  473 a 516) y El derecho a la educación (Tomo II, Capítulo XIII, páginas 37 1 48) Ediar, Buenos Aires, 1998.





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